by Isabel Galiardo
Series de television, mensajes por whatsup, conversaciones por Skype y publicaciones en Facebook. Somos parte de una cultura que promueve el ruido. Vivimos permanentemente bombardeados por estímulos que hacen difícil o imposible interiorizarnos y conectar con nosotros mismos.
El lucrativo negocio del entretenimiento nos mantiene alienados, absortos en informaciones de toda indole, distraídos y desconectados.
Tenemos miedo de escucharnos, de afrontar nuestras inseguridades, nuestros asuntos pendientes, nuestra soledad y nuestro vacío. Continuamos centrándonos en lo externo para evitar el dolor. Al salirnos de nosotros mismos nos protegemos, pero nos desconectamos de nuestra esencia y sin embargo ene ese espacio en nuestro interior en el que podemos encontrar la paz, la claridad y la fuerza que anhelamos.
¿Por que es tan difícil mantenernos conectados con nosotros mismos si en lo mas profundo de nuestro ser contamos con tan preciados tesoros? Porque acceder a ellos no es tarea fácil, primero necesitamos enfrentarnos al dragon.
El dragon que protege la entrada es la suma de nuestros miedos, nuestras creencias limitantes y nuestras viejas heridas. Necesitamos enfrentarnos a el, no para aniquilarlo sino para convertirlo en nuestro aliado, para asimilarlo. Podemos hacer las paces con nuestro pasado aceptándolo y acogiéndolo, lo que nos da el poder de trascenderlo.
Cuando reunimos el valor de enfrentarnos al dragon, cuando atravesamos las capas de nuestro condicionamiento; accedemos a ese espacio interior en el que podemos disfrutar de la alegría de simplemente existir.